Cómo decirle adiós a la mediocridad desde la radio


Ecos del curso-taller 'Arte visucal en radio', impartido en la provincia cubana de Holguín, como parte de las actividades del Festival Internacional de las Juventudes Artísticas y Culturales de las Romerías de Holguín.

*Por Luis Orlando Hernández
Tuvieron que transcurrir dos décadas para que una 'joven nonagenaria' encontrara su espacio en las Romerías de Mayo. La radio, eterna acompañante y guía del arte, por derecho propio entonó su himno de alegrías y verdades en el mejor evento en el que ha podido participar.
Dieciocho de los veinticuatro participantes en el curso-taller
'Arte visual en Radio', en Holguín, Cuba.
Con la premisa de crear imágenes visuales a través de las palabras, de generar emociones mediante los recursos estilísticos sonoros y de remover conciencias con la realidad de personas y sociedades, concluyó este martes el curso-taller Arte visual en radio, con la participación de jóvenes de varias provincias del país y radialistas de México y Costa Rica.
El profesor Juan Carlos Roque, eterno enamorado de la radio y con un increíble morral de experiencias cubanas y foráneas, lideró el encuentro que desde el mismo inicio se apartó de las fronteras maestro-alumno para imbricarse en una necesaria simbiosis.
La reivindicación del radiodocumental dentro de los medios de difusión como el rey de los géneros parece una quimera en tiempos azarosos como estos. Interfieren barreras como el factor tiempo, intereses de programación, desmotivación profesional o la incapacidad de realizadores, periodistas y directivos, entre otros.
Sin embargo, la complacencia no puede primar. La radio, cual castillo de naipes, tenderá a desmoronarse si solo se le entrega al oyente la noticia sosa y el comentario desprovisto de polémica. ¿Qué posee el radio documental que lo hace único e imprescindible? ¿Dónde radica su margen para diferenciarse del resto de los géneros?
La esencia está en la investigación, que quiere decir desenredar los recovecos de las cosas; en el esmero, en la óptima realización apelando a la música, los efectos radiales e incluso al silencio y, sobre todo, en hacer al hombre el Yo protagonista, algo realmente difícil cuando se descuida el uso de la palabra y se obvia la sensibilización del arte.
En una de las audiciones de radiodocumentales
El curso-taller se articuló en la escucha de diferentes radiodocumentales con el sello de los participantes. Primó la polémica y la crítica sana, esenciales para crecer como profesionales. Quedó la sensación, siempre grata, de considerarse aprendices con un camino muy largo por desandar.
Las Romerías de Mayo, sempiterna amiga del arte inconforme, pronuncia sus deseos de continuar abriendo sus puertas a la radio. Tan solo queda la superación constante de los realizadores radiales hasta el próximo año y el no rotundo a la mediocridad.
* Luis Orlando Hernández es corresponsal de Juventud Rebelde y trabaja además en Radio Sancti Spirítus.

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