1981: Zapatero estuvo el 23-F toda la noche pegado a la radio

El 23 de febrero de 1981, España vivió un intento de golpe de estado que muchos españoles siguieron a través de la radio. Tras casi 40 años de dictadura, el país estaba en plena transición y, según cuentan los testigos, aquel hecho consiguió dejar mucho más claro la necesidad de mantener la democracia.

El actual presidente de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tenía entonces 20 años, y vivió todo aquello pegado al radiorecpetor. Lo ha contado en detalles al periódico El País en su edición especial ¿Cómo fue su23-F?¿Qué hiciste aquel día?. Este blog especializado en radio, se honra con reproducir su colaboración.
por la importancia de sus anecdótas ligadas a este medio como su compañero ese histórico día.
                            
Por JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO. Presidente del Gobierno Español

Recuerdo el 23 de febrero de 1981 con mucha claridad: yo tenía 20 años y aquella tarde estaba en casa de mis padres en León estudiando para un examen parcial de Hacienda Pública y escuchaba de fondo la radio, porque emitían en directo el debate de investidura. Así que pude oír en directo, en medio de la votación, los disparos y los primeros momentos de confusión. Rápidamente me fui al despacho de mi padre para comentárselo, pero desde los primeros momentos tuve claro que nuestro país estaba haciendo frente a un golpe de Estado, a una situación extremadamente grave.

No dormí... pegado a la radio
A partir de ahí fue una tarde larga y complicada, sobre todo por la falta de noticias fiables en torno a la situación; todo eran rumores. Recuerdo que mi padre se puso en contacto con amigos suyos, abogados y políticos, y en todos había la misma gran inquietud. Pasamos la tarde en casa, intentando averiguar qué estaba sucediendo; tengo todavía nítida en mi memoria la imagen de mi hermano, mi padre y yo intentando saber con todos los medios a nuestro alcance qué estaba sucediendo. No dormí en toda la noche, pegado, como tantos españoles, a la radio.

Evidentemente, lo viví con desasosiego y con inquietud, no tanto por lo que podía sucedernos personalmente, aunque mi familia siempre había manifestado abiertamente sus simpatías progresistas, sino, sobre todo, por lo que este golpe de Estado podía significar para nuestro país. Era como una pesadilla que repetía los peores momentos de nuestra historia. Pero además sentía una enorme indignación personal porque pensaba que estaban intentando hacer a nuestra generación lo que ya habían conseguido hacer a muchas generaciones de españoles: truncar nuestras esperanzas de desarrollo personal y colectivo, impedirnos vivir una vida plena de libertad; llenar de nubarrones un horizonte prometedor.

El apoyo de la gente a la Constitución
Rápidamente empezamos a hacer cosas concretas para luchar por la Democracia, para manifestar nuestra repulsa por lo que había sucedido, porque entendimos que había que demostrar rápidamente en las calles y en todos los ámbitos el apoyo de la gente a la Constitución. Así que en cuanto empezó el nuevo día nos movilizamos, pude hablar por teléfono con algunos amigos de clase con inquietudes políticas, jóvenes que entonces también compartían militancia, y organizamos un acto en el hall de la Facultad de Derecho bajo un cartel en el que se podía leer: "¡Viva la Constitución! En defensa de la Democracia".

Se sucedieron entonces numerosos actos de afirmación democrática y apoyo a las libertades, que significaron mucho para nosotros porque confirmaron que la gente no tenía miedo. Recuerdo que se produjo algún pequeño incidente porque algunos grupos, muy minoritarios, nos increparon, pero el ambiente general en las calles, en los centros públicos, en las facultades, era de solidaridad con nuestro incipiente sistema democrático que, no lo olvidemos, todavía era muy joven.

La Democracia como lengua materna
Después de pasar ese día participando en la organización de actos de defensa de la Democracia, el 27 de febrero fui a la gran manifestación celebrada en medio de un emocionante clima de solidaridad, de respeto y de convicción democrática y, también, por qué no decirlo, de alegría colectiva. Creo que entre los miles de ciudadanos que estuvimos en la manifestación se vivió un ambiente difícilmente repetible, que luego pudimos comprobar que se había extendido por todo el país. El pueblo español salía a la calle para manifestarse públicamente en defensa de su Constitución: queríamos escribir nuestra propia historia y que nadie la escribiera por nosotros.

Treinta años después, creo que para los que entonces éramos jóvenes y empezábamos a descubrir la realidad de este país, su política y su historia, ese 23-F supuso el convencimiento de que, por encima de todas las resistencias y las dificultades, la lengua materna de nuestra generación y de las siguientes era ya, irreversiblemente, la de la Democracia.
Fuente: El País

Comentarios

  1. Que años aquellos para la radio, porque la television no tenía el alcance de nuestros dias. Hoy, a pesar de la television en directo, y el acompañamiento de las redes sociales, la radio sigue como medio imprescindible.

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